Esos momentos mágicos en que nos sentimos uno con nuestro entorno, tan grandes y tan pequeños a la vez como todo lo que nos rodea…no importa si es el mar, el campo o un mundo inexistente con el que soñamos cuando cerramos los ojos…En mi mente, todo eso que siento se transforma en color, en líneas que se mueven, y se enredan, que forman parte de todo y nos unen a esas otras piezas que componen nuestros pequeños mundos particulares y nos hacen estar felices de ser lo que somos.